Friday, August 16, 2013

Me es extremadamente complicado entender por qué a alguien podría gustarle tanto una persona sin haberle dicho una sola palabra desde que la conocido. Me encantaría saber la respuesta a esta interrogante que ha estado dando vueltas en mi cabeza desde hace un par de meses, cuando llamaron mi atención un par de brillantes ojos oscuros. Pero no quiero hablar de eso con nadie. No me gusta hablar de eso más allá del aspecto superficial, siempre enfocándome en lo físico. Solo sé ciertas cosas gracias a amigos que tenemos en común. Supongo que en mi mente tengo cierta visión de cómo es en realidad, y sería horrible darme cuenta de que no he hecho más que idealizarlo todo este tiempo. Es tan difícil no tener miedo a hablarle. Hablo mucho. Con cualquier persona. Ponlo en frente de mí y lo más probable es que me caiga o me quede mirándolo con cara de estúpida. Y me encantaría hablarle. Y que me cuente qué le gusta y qué le disgusta. Qué libros lee, qué canciones escucha, cómo ve el mundo. Quiero contárselo todo. Quiero al menos ser su amiga, una verdadera. Porque la que sabe muchos de sus secretos no hace más que divulgarlos entre sus amistades para que sepan que son cercanos. Yo jamás haría eso. No con él. Jamás me atrevería a herirlo. Si tan solo él pudiera verme, intentaría ser la mejor persona que pueda. No creo que podría negarle algo que lo hiciera feliz. Tan pocas veces lo he visto sonreír genuinamente. Quiero ser quien lo haga sonreír. Quiero que se ría de mis comentarios y de mis monólogos paranoicos. Quiero que se abra conmigo, quiero saber que hay detrás de esa intimidante mirada. Pero probablemente eso no pasará, al menos no pronto. Cada vez que lo veo fuera de clases no soy capaz ni de mirarlo a los ojos. Tengo miedo de que pueda leerme como a un libro abierto con tan solo verme y que no quiera saber más de mí.

No comments:

Post a Comment